Oficina
Oficina
En la oficina de mi desolado corazón,
una contestadora se marchita atesorando
un mensaje sin leer,
un escritorio envejece en compañía de buenos deseos;
el buzón,
ensimismado, pasa, a diario,
revista
a disculpas sin destinatarios;
los diarios solo tienen encabezados de ayer,
los calendarios solo cuentan los años perdidos;
las agendas dan lectura a anhelos, excusas, mentiras;
y..., sin embargo,
recursos humanos,
aún, no pierde la fe
en encontrar
a alguien capaz de superar
nuestra crisis.
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