Ausencia

Ausencia

Guardé, 
por desespero,
en la pena de esa nube negra,
esclavizada a la caridad de su alma,
que no le permite
el pecado
de ser la culpable
de un llanto ajeno,
la disculpa 
que aún te debo;
y si el pernicioso murmurio 
de un desolado viento delata
el dolor que calla mi falta,
más de una disculpa te ofrezco;
pues, 
encontrarás en mi ausencia
la fatua naturaleza de las palabras:
qué poco sirven los sentimientos
cuando el corazón ha muerto.

Comentarios

Entradas populares