Jilguero

Jilguero


Mendiga caridad que llama

al umbral de un paraíso,

víspera guarecida en un mirar ebrio de ocasos,

infausto bardo de virtud cascada,

lira decantadora de designios ajenos;

errante marinero que procura un cielo

cantando a Dios, en silencio, su hondo padecer;

mas, él,

siempre ausente, decidió partir;

y...,

en su reflejo

solo yace la figura

de un hombre de triste mirada.

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