Hasta pronto, Viejo amigo desconocido

Hasta pronto, Viejo amigo desconocido

Mártir de tu vida, guardaste siempre el voto del silencio;
víctima de los cielos,
desertaste de las cumbres,
resignándote a los mundanos consuelos;
esclavo de tu persona,
saldaste la penitencia de tu conturbada voluntad;
creyente de tu talento,
rezabas a la suerte;
vago de ti,
amigaste con la soledad,
bebiendo las tinieblas de un cruel milagro;
cansado de vivir,
decidiste padecer.

Lloro por ti, ahora;
y, entre sollozos,
me pregunto si sirve de algo.

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