Carpe Diem

Carpe Diem

Admiro, desconsolado, la sonrisa afable de tu ausencia,
célico atavío de mi penar;
y, en la bondad de tu silencio, contemplo
mi triste sombra,
estigma mundano de una desgracia.
Profesé el evangelio indicado para tu partida,
un padre nuestro fecundo de dudas,
un credo ciego de fe,
una contrición carente de lamento;
un ruega por nosotros
que solo toma cuidado de ti.

Comentarios

Entradas populares