Pena de un mal hijo

Pena de un mal hijo

Plañe,
decanta,
pregona la cruz desolada
de Cristo,
su sufrir;
rosario de misterios de una luna,
letanías de un mal hijo.

Llora en soledad la cruz 
de un ausente Cristo;
y sólo un diablo comprende su miseria,
y sólo un diablo
le acompaña en su pena.

Dolor desalmado de una pérdida,
estigmas
de un inconsolable abismo;
lágrimas de un alma que se desangra;
corazón de ceniza
que se esfuma 
tras cada suspiro de María.

Lloran bajo el amparo de una confesión
la cruz de un Cristo ascendido al cielo,
y un diablo de promesas rotas;
fieles confidentes de un mismo pecado,
amados hermanos de un mismo escozor.

Pena de un mal hijo,
que en pos de su ausencia 
el corazón de su madre robó;
que niega de su padre la voluntad;
que ante tanto amor,
sólo siente
soledad.

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