Adolecido

Adolecido

Fatídico adagio de Luna;
despedida nocturna,
sin adiós proferido;
mísero rebozo de soledad
que guarece
el beso de lágrimas
de un dolor ausente.

Y en la penumbra de su corazón,
su desvalida voluntad
se flagela,
mientras recuerda
los rezos 
de su esperanza.

Y en sus palabras
ya no hay llanto.

Hace tiempo,
de su mirar
partió el dolor
en busca de alguien que le apreciara.

Hace tiempo,
de llorar
sus palabras dejaron;
sin embargo,
sigue soñando,
sigue cantando.

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