Palabras a un Cristo de Octubre
Palabras a un Cristo de Octubre
Cuán mísero me juzgo,
al no ser capaz de fecundar
un diluvio que rinda tributo,
amado luto,
a tu recuerdo.
Cuán abyecto me siento,
al fingir,
mentir,
que aún escucho
la voz de tu silencio.
Cuán deleznable me considero,
al lacerarme
por no comprender,
olvidar,
tus palabras;
por encontrar mayor dolor,
que en tu ausencia,
el asentir,
en otros,
lo que, quizá, tu voz nunca profirió;
mayor tristeza,
en lo que tu esfumado fulgor
para sí guardó;
soñar
desprender de tu cruz los clavos,
y tomar tu lugar;
al preguntar a Dios,
quién de los dos
sufre más;
por prometerme decir
que tu partir
no fue en vano,
que logré ser feliz
aun sin ti.
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