Disculpas a un Octubre

Disculpas a un Octubre

Lo siento, Octubre,
me he quedado sin versos;
y del poco amor que me restaba,
nada queda;
antes de ti,
tocó a la puerta
una aurora cuyo silencio
de su mirar,
imploraba la caridad
de algún afable consuelo.

Me gustaría acompañar tu pena,
desolado Octubre,
más me abandonaron mis lágrimas;
peregrinas de su tristeza,
en pos de ella
partieron.

Te ofrecería el calor de
algún recuerdo,
sin embargo,
se desintegraron 
bajo el llanto de la lluvia,
tras tanto esperar
de su ausencia
el regreso.

Lóbrego lamento,
perpetuo suplicio,
el no resarcir
el sufrir
de la voz de olvido
de un recuerdo.

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