Lamento
Lamento
Prisioneros de un precito abismo,
sacian los hogares el vicio de penas;
neblinosos recuerdos
de un cielo plañidero de miserias,
cuyo llanto presagió
la muerte de Dios.
La trémula, ajada mano de
una agonizante esperanza
bate contra una divina voluntad;
se ciñen los mortecinos brazos
de sus suspiros
al deseo de dejar
un lamento
como testamento
de sus últimas palabras.
Bajo la tristeza de una penumbra,
reza un desamparado ciego
una misérrima plegaria:
la vida es, tan sólo, eso:
perder, extrañar, olvidar.
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