Quebranto

Quebranto

Una soledad buscó un consuelo
en el deleznable reflejo
de su sombra;
sus labios,
por compasión,
le mintieron, diciendo
que en su silencio 
se lee el susurro de una voz
que llora.

Una soledad buscó una compasión
en el abyecto espejo
de su mirar;
sus ojos,
por pena,
le ofrendaron el canto
de nobles tristezas.

Una soledad buscó el calor
de una compañía,
en el eco de sus sollozos;
a su miseria acudieron
los besos de gélidos ángeles,
recuerdos mártires,
presos del vacío de un olvido.

Una soledad buscó un perdón
oculto,
en las ocres palabras
de una vieja plegaria,
mas sólo encontró
el luto
de un dolor
por una culpa inhumana.

Una soledad busca, 
en un suplicio,
los motivos
que den entierro a sus sueños;
sin embargo,
sólo encuentra razones 
para velarlos.

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