Sombra

Sombra

Tú, que escuchas el triste llanto 
de mi silencio,
por qué me brindas el consuelo de tu soledad,
es acaso mi dolor 
el canto 
de la voz de algún recuerdo;
no contemplo 
el infierno de la nostalgia en tu mirar.

Tú, que velas 
el purgatorio de mis fantasmas,
son acaso mis lágrimas
el olvidado grito de piedad 
de un sueño abandonado;
no contemplo
el fútil, perenne lamento 
de una huraña culpa en tu mirar.

Tú, que en susurros rezas
por mi perdón,
no son los estigmas de mi alma,
las hirientes memorias de aquel 
alegre corazón que partió;
no contemplas en mis palabras 
el sufrir
por la ausencia de una esperanza;
no contemplas la oscuridad
del desolado vacío
en mi mirar.

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