Levedad
Levedad
Los murmullos de sus febles pasos amenazan,
mas la memoria no percibe temor,
sino se esclaviza,
por amor,
a su tristeza;
le acompaña en su pena,
un ocre, funesto,
atrofiado reloj,
de voluntades contadas,
de mil versos culposos,
con más lamentos que dichas por anécdotas.
La silenciosa charla
de sus afónicos sollozos
confiesa
la nostalgia de un corazón mal correspondido,
el llanto de cansino odio
de un resignado fracaso.
De entre las palabras
que propalan sus lágrimas,
se escucha
el escozor de una atizada esperanza.
Se acerca.
Creí estar preparado;
sin embargo,
encararlo,
es caer, de nuevo, al adicto abismo;
es volver a soñar
con todo lo que pudo haber sido.
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