Crucifixión
Crucifixión
No te culpo,
no te odio,
te compadezco;
la triste nobleza de tu mirar,
delata, demuestra,
lo fatua que es tu voluntad;
la dubitativa nota de tu parda,
mortecina voz,
confiesa
la inocencia de tu dolor.
No te temo,
no lloro,
no me lamento.
El desesperanzado sufrimiento
desistió
de encontrar el amor
de un célico consuelo.
La dicha ha muerto;
el cielo y el silencio
guardan luto.
Su leal fe
se arrojó al abismo
con el mohíno anhelo
de verle de nuevo.
El cansino hálito
del fantasma de mi recuerdo,
tiende de sus falsas palabras.
El otoñal corazón de un sueño se eclipsa;
la vida es seducida
por un lascivo suicidio;
la nostalgia ofrenda un letanía,
sin deseo de perdón.
La soledad embalsama un abandono.
Entre silencios y sollozos
creo comprender a Cristo
y detestar a Dios.
Comentarios
Publicar un comentario