Adictos al sufrir

Adictos al sufrir

El susurro de un lascivo silencio,
seduce, acaricia, estimula, besa.

Cómo nos fue posible llegar a esto;
por qué su divina voluntad nos permitió
descender a éste infierno;
en donde el llanto de la afable dicha,
fecunda placer.

Las voces rezan,
mas sus plegarias son despreciadas.

Los paraísos arden,
se consumen, 
mueren faltos de fe y esperanzas.

El jardín de los sueños se marchita.

Se contemplan los pasos de mil vidas,
mas las vísperas
han olvidado por quien esperan.

Qué atrocidad habremos cometido
para que el eterno suplicio
se nos fuese prometido;
una feral condena
en donde incluso la ausencia,
dolor engendra.

Cómo he llegado a esto,
de verme reflejado como el deleznable,
mohíno disoluto del sufrir.

El susurro de un amoroso silencio canta,
canta para mí.

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