Naufragio

Naufragio

Perdieron las palabras su ímpetu, su nobleza, sus ilusiones; marchitándose su endeble, titilante, inocente fulgor, ante la espera de algo desconocido, inexistente. 

La vida reclama, exige atención, mas su acto es inocente, inconsciente, límpido; un amor verdadero, egoísta, que fecunda odio; un amor mal correspondido, al hundirse el velero de mi corazón en el insondable, hostil, célico océano de lacerantes sueños; viviendo a su lado, muriendo en sus brazos, abrazando su presencia, acariciando su ausencia, contemplando su embelesadora beldad, recordando sus encantadoras imperfecciones; concibiéndola, figurándola, tras cada asesinato, resurrección, más mundana, más irreal, más indiferente.

Oteando tu mirar, en búsqueda de un tímido, exiliado, mohíno resplandor, contemplo tu verdadera esencia, mi encadenada y mísera bestia. Te aprecio sin rencor, temor, cariño, aversión ni vergüenza, tan sólo con compasión. Deseamos tanto, bestia, deseamos ser todo y ante cada sueño encontramos la pesadilla, y ante cada realidad, una condena. Quizá nacimos ciegos y no nos percatamos que todo tuvimos, o quizá fuimos capaces lincear el que nada poseíamos. Nunca fuimos inocentes, jamás fuimos culpables; teníamos a Dios a merced, mas le destronamos para sublimar a nuestros queridos.

Una vez más, nos encontramos perdidos por renunciar en lo que creímos, sin saber ni importar el porqué.

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