Los ángeles no sangran

Los ángeles no sangran
Regresas, 
como el deleznable recuerdo de 
una ingenuidad disoluta del sufrir, 
que figura su dicha en el dolor;
como la feral contrición 
que florece con las caricias del
diluvio de una resignada, falaz miseria,
que se miente tras cada alba,
que encuentra su perdida verdad tras cada luna;
como el cumplimiento inconsciente
de una promesa desconocida;
como el inocente rencor impío;
como un balsámico sueño.

Regresaste,
sin conocer el lugar ni el día;
eclipsando de nuevo la vida.

Regresas,
tu trise mirar sigue sufriendo sin saberlo;
la aurora aún decora tu rostro;
el fulgor arrobado 
aún permanece privado de libertad,
guardado con recelo,
mora ledo en el insondable vacío;
tus labios sepulcrales de palabras
aún protegen, cuidan tu voz tímida ,
mas tu silencio continúa conversando,
invocando quimeras, fantasmas;
tu despótico cabello, aún miente con presunción;
el tenue vestigio de una incontable historia,
aún te define, aún canta, aún enamora.

Regresaste,
sin motivo alguno.
La nada permanecía embelesando tu mirar.
Preso me vi del temor,
contemplando los pasajes
de incontables desgracias, 
por el descritas,
por el narradas.
El silencio de mi mirar se confesó ante el tuyo.
Las partituras de tus labios
dieron la extremaunción:
Los ángeles no sangran.
Mas mis profanos sollozos replicaron:
Si es así..., por qué siento desangrarme.

Pese a que el sueño concluyó,
nunca le figuré como una pesadilla.

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