Gracias: Año 1

Gracias: Año 1

De antemano, he de ofrecerle una disculpa; puesto que, seguramente, las presentes palabras no cincelan el retrato de sus deseos, conjeturas, necesidades; mas sírvame de amparo mi incapacidad de encontrar otra manera de hacerle llegar estas golondrinas de cenizas; después de todo, es tan sólo esta pequeña, ínfima, minuciosa fosa infernal, el lugar en donde mi silencio ha encontrado afables oídos que le consuelan con caricias de viento. No, no se tenga grandes expectativas, mis golondrinas no son hermosas, y sé que jamás lo serán; sin embargo, de igual manera, sé que no son las únicas que necesitan compañía. Únicamente soy capaz de ofrendarle gracias, por haberles brindado calor durante un año, bajo el longevo, austero invierno.

Descendí la cuesta del abismo en busca de encontrar una ilusión, el regalo prometido, la luz propia; mas cuando creí haberlo hecho, la beldad de una candorosa Aurora me la arrebató, llevándose en pos de sí, mi propio ser; en honor a tal impacto, le prometí a su recuerdo una perenne canción de alabanza, en vísperas guajiras, azules, que regresara. Desterrado fui de todo por motivo de mi devoción, eterno forastero, forajido de la vida en búsqueda de sueños. Ahora, tan sólo se es capaz de escuchar, en lo más recóndito de una penumbrosa, gélida tiniebla, los sollozos y susurros de un mísero demonio que canta una canción de amor.

Gracias por escucharme.
Gracias por leerme.
Gracias por compartir el sufrir.

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