Psicosis

Psicosis

Se alza el humo de los penumbrosos muros de un arcano santuario, que imploran acariciar un falso cielo, siendo despreciado su esfuerzo, alejándose de él, su altivo anhelo. 

Se hunde en las tinieblas el santuario que tuvo más fe; desterrado fue por su único pecado de devoción. 

Se pierden sus plegarias, que en alguna ocasión se sintieron honradas por conversar con el paraíso; susurros ahora son, que opaca el silencio.

Se consume en el abismo el santuario que rinde eterno, leal tributo a una deidad. En su interior no reside más fulgor que la tenue, feble flama de su mediocridad. 

No aprecies sus ojos, nunca en ellos podrás encontrar algo, su mirar postrado está en el olvido.

No escuches sus palabras, ellas tan sólo son el vacío de su ser.

No malgastes las tuyas en su nombre, lejos está de ti, nunca serán correspondidas.

No le odies, suficiente es su castigo.

No te enamores, corres peligro.

Él ha llegado a hacer y comprender lo que ningún otro: ha matado y muerto por amor.

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