Frente frío

Frente frío

Regresa la longeva noche; sin embargo, su oscuridad es más desolada, observa como el vacío de una pupila que desnuda toda esperanza.

El manto de penumbras, candoroso, afable, pretende brindar consuelo; abrazando al ser; acariciando sus heridas, con la cálida brisa de un gélido suspiro. Compartiendo, en silencio, un adictivo sufrimiento; profiriendo, entre susurros, plegarias que prometen el pronto arribo de lo deseado; que el tiempo se compadecerá y hará de la vida tan solo un mal recuerdo, que sólo el olvido recuerda. 

Se aproxima; el paraíso es el reflejo distorsionado de un lago de ilusiones. Los plañideros, pavorosos sollozos del llanto de un feble viento, propalan la soterrada palabra del temor, nutriendo un tósigo amedrentador, hacinado por los escozores de austeros escarnios de una adusta, abyecta, perniciosa vida. Retrayendo al ser de su vehemente empresa de poder divisar el añorado ápice, morada de sus sueños; consumiendo su titilado rescoldo de mal correspondida esperanza; decantando presagios de verdades no aceptadas.

El lacerante devaneo concibe el pasaje de un hombre abrazado por el alud de sus lágrimas leales; yerto, tiritando por compasión.

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