Abismo

Abismo

Mísera resulta la senda
de quien desafía la divina voluntad;
de quien se reconoce 
en su desteñido retrato,
mas aprecia en su figura,
el agravio,
descaro,
que deshonra, insulta, profana,
la belleza de lo que pudo haber sido
una celestial postal.

Qué atormentador resulta
la longeva senda 
del eterno caminante,
de quien desea encontrarse,
sintiéndose perdido en todas partes;
de quien se cree fiel y devoto de sí mismo
mas ante el escozor de cada escarnio,
los suspiros
de su callado llanto,
le susurran el deber odiarse.

Tormentosa condena,
de quien no tiene porvenir;
suplicio inconsolable, 
de quien sabe 
su único destino es morir.
Aquel que para cada alba 
es tan solo la cínica llamada
de una voz que calla, 
y que no para de reír;
la ofensa de una despechada, deseada
y jamás olvidada amante,
que prolonga el dolor
de un perdido combate,
haciendo desgracia 
de un mal llamado milagro,
existir.

Pena sin consuelo,
de quien tiene el guajiro deseo
de asesinar al tiempo.

Bastardo sin pena ni gloria,
quien sufre el rencor de un 
padre incapaz de amar.

Mísero es el camino 
de quien dirige sus pasos
en sentido contrario a lo añorado,
rumbo a lo prohibido;
de quien cuyo amor 
conoce el verdadero significado
del sufrimiento,
decidiendo, 
hundirse en su abismo.
Más mísero, 
quien desea emprender el regreso,
quien quiere ser escuchado,
encontrar quien pueda resarcir su sufrir,
en tiempos donde sólo 
se aprende a ser feliz.

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