Besos de despedida

Besos de despedida

Son mis epístolas aún,
humildes golondrinas,
que anidan con esmero, el deseo
de algún día
poderte llegar a encontrar.

Humildes golondrinas de color humo
que aún guardan luto
a una vida, vivida en un sueño,
a un recuerdo desteñido por tanto recordar.

Aves grises, ciegas, inocentes,
que se embellecen 
con la falsa promesa,
de compasivas y mentirosas letras,
del haber nacido para amar.

Mensajeras suicidas,
que sin importar la fuerza de 
la turbia tormenta,
pretenden arribar a la desconocida,
equívoca,
inexistente,
dirección de tu mirar.

Son mis epistolarios aún,
sentimientos tímidos, inseguros,
que siempre encuentran excusas
para sentirse mudos,
capaces de pronunciar
bajo silencio,
las palabras difíciles de hablar.

Siguen siendo mis epistolarios,
burdos intentos de enamorar
a una cantante de voz distante,
mas con una melodía difícil de olvidar.

Son mis epístolas,
besos de despedida
a una descolorida fotografía,
de una añorada dicha,
que siempre me ha de acompañar.

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