Dios toca a la puerta

Dios toca a la puerta

Alguien toca a la puerta.
Pretendo no escucharlo, sin embargo,
la desesperación de sus golpeteos
ensordece al silencio.

Alguien toca a la puerta.
Me miento ante el consuelo
de saber que pronto
se habrá de marchar,
mas, conozco lo insistente que es.

Alguien toca a la puerta.
Finjo desconocerlo,
mas mi memoria me traiciona.
No se habrá de marchar,
no reconoce la imprudencia de la persistencia,
ni el honor del cansancio.

¿Por qué no desiste?,
¿qué es lo que desea?,
¿qué es lo que pretende?

¿Es acaso que quiere ofrecer disculpas?
Es innecesario, el perdón no engendra
el retorno, el dolor no desaparece;
la indiferencia es la mejor apología.

¿Será acaso que desea abrigo
ante el inminente frío?
Pues, la humedad de mi vacío
es más gélido,
sus penumbras no abrazan.

Alguien toca a la puerta.
¿Por qué tanto interés en mí?
¿Es acaso que no se percata
que su tiempo está perdiendo?
En mí no hallará nada,
todo se ha ido.
Será mejor busque
consuelo en otra parte.

Alguien toca a la puerta,
mientras su voz exclama:
Vengo a ayudarte.

Entre lágrimas y sollozos,
le respondí:
Si en realidad deseas ayudar,
hace tiempo te habrías marchado.
Existen quienes en realidad sufren,
no pierdas tu tiempo,
apresúrate a consolarlos.

Dios tocó a la puerta y lo dejé afuera.

Comentarios

Entradas populares