Ella es para mí.



Ella es para mí


La vida trae a mí su adictivo recuerdo, mientras la realidad me aparta de su ser. Haciéndome un prisionero llamado amante; un necesitado, un enfermo empedernido, un soñador, un mendigo con hiriente esperanza, deseando, encontrando, los motivos, las excusas placenteras que evoquen su afable presencia a mis ilusiones consagradas, sublimadas en memorias. Trayendo el fruto anhelado a la tierra infértil. Haciéndome un apasionado iluso que con esmero trata de seguir las huellas que marcaron el sendero de su devoción, que ante el resplandor del día se tornan neblinosas, mas ante el fulgor que comparte la candorosa luna se matizan tan vividas, exterminando la distancia, percibiéndola tan cercana, tan próxima... tan real. 

La vida trae a mí su dulce recuerdo, puesto que sabe que sin el no es nada, sabiendo que mi amor lo posee ella, resignándose, doblegándose, rindiéndose ante su presencia, percibiendo la realidad, contemplando que es ella mi pasión y voluntad.

Ella es para mí, puedo sentirlo, mas mis palabras son incompetentes para demostrarlo. Ella vino a mí, sin siquiera buscarla, como la melancólica tristeza en el frenesí de la felicidad. Ella es para mí, puedo sentir como sus pasiones arden con el mismo fervor desenfrenado con el que las mías se queman. Ella es para mí, lo sé y duda de ello no tengo, después de todo ella me condeno a éste infierno llamado paraíso, ella me hizo perder la razón, ella me hizo llorar cuando más dicha poseía a mi ser. Ella es para mí y ni siquiera la duda puede refutarlo; es la sinfonía de mi vida, mi candoroso jilguero, la música perfecta que dota de vida a mi existencia, cuya lírica da sentido a mis emociones, cuya melodía endulza, sublima los momentos, cuyas razones para amarla, sobran, figurándose todas ellas como excusa, puesto que, el único, el verdadero motivo, son los sentimientos que anida y hace florecer en mi ser, siendo esclavo del espectro completo, de manera incesante, en cuestión de segundos, con tan solo apreciar su recuerdo. Ella es para mí; por ella la vida es un sueño, anhelo que desea conquistarse, en donde la perfección de los pensamientos, los escenarios que traza la ilusión y los sentimientos artificiales que engendran no son dignos de ser comparados con los que el momento procrea, sin embargo, cuando este último no se suscita, son tan reconfortantes, siendo la vida lo que se experimenta y no la realidad. Por ella las tinieblas no queman, por ella todo es insulso, por ella el escribir pierde sentido, siendo una culpabilidad por el no poder conversar. 

Ella es para mí y desearía yo ser para ella, desearía ser lo suficientemente egoísta, tener la valía necesaria para negar la dicha a los demás. Desearía ser demasiado egoísta, para amar... para amarla como en realidad lo merece.

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