Isaac el empático

Isaac el empático

Bendecido o maldecido esa es la pregunta que retumba dentro de las cabezas de dos jóvenes adultos todas los día desde aquel en que lamentablemente perdieron a su único, pequeño y especial hijo cuyo nombre fue Isaac.
Isaac no solamente era especial para su familia sino también para todas aquellas personas que de alguna forma u otra tuvieron un encuentro con él. Todas las personas que tuvieron el honor de conocer a Isaac coinciden en que era sumamente diferente a cualquier otra persona que hubiesen conocido y muy seguramente que conocerán.
Si bien todas las personas o la mayoría contamos con cierto grado de empatía, Isaac era la empatía a su máximo esplendor, era su ser antromorfo, y esto se empezó a notar progresivamente justo cuando recién cumplió los 4 años, cuando comenzó a formarse o convertirse en un ser consiente  y de ello se percataron sus padres.
Los padres junto con Isaac acostumbraban a pasear en familia con el fin de disfrutarse los unos a los otros lo mayormente posible, sin embargo, poco a poco tales paseos dejaron de ser un gozo y se convirtieron o transformaron en preocupaciones. Esto debido a que al parecer Isaac comenzaba a no disfrutarlos y de forma consecuente sus padres. Durante las largas caminatas, la familia como cualquier otra, concurrían o se encontraban con una infinidad de personas diferentes, en su mayoría desconocidas, mismas que se encontraban bajo una infinidad de diversas situaciones. Hecho que para cualquiera de nosotros sería algo común, sin embargo para Isaac no era así. Esto no solamente por el hecho que estaba interactuando con su entorno de una manera consciente sino principalmente porque a Isaac solamente le llamaban la atención aquellas personas que pasaban por situaciones difíciles, ya sea pobreza, enfermedades, soledad, es decir, depresión. Isaac durante un largo tiempo solo se limitaba a mirar a dichas personas con un cierto grado de temor, un temor a lo desconocido, temor a esas horrendas emociones, sentimientos, pensamientos tan crueles, crudos y tristes que ningún niño pudiera o debiera experimentar, sin embargo, para desgracia de Isaac por medio de su don, de la empatía podía experimentarlos con tan tanta viveza con tan solo una mirada.
Quizás por la desesperación bajo la cual se encontraba Isaac al estar en estas situaciones, un día, durante un paseo común, soltó tanto la mano de su madre así como la de su padre, se detuvo y señalo a una persona discapacitada mendigando y posteriormente pronunció la palabra “ayuda”. Los padres miraron a Isaac y de forma consecuente y veloz, a la persona  que señalaba. Se quedaron anonadados por un ligero lapso de tiempo, debido a lo que quizás pudiera definirse como una triste felicidad  por aquello que el corazón de su hijo había expresado. Rápidamente, justo después de aquel breve shock, los padres sacaron unas cuantas monedas, se las dieron a Isaac y lo acompañaron hasta llegar a la persona, esto con el fin de que se las diera. Llegaron, Isaac dio las monedas y por solo un breve momento, Isaac pudo sentir que la tristeza había desaparecido aunque no del todo, dado a que percibió una felicidad triste misma que se esfumo de una manera rápida al igual que la mirada que Isaac hizo hacia la misma persona mientras él junto con familia se retiraban. Durante ese minucioso lapso de tiempo, Isaac sintió como la felicidad se esfumo y como la tristeza retornaba de una manera más fuerte mediante la compañía del coraje y el odio.
Aquella acción realizada por Isaac se repitió con mayor concurrencia durante aquel y próximos paseos, esto a tal grado que sus padres se vieron ante la necesidad de tener una charla con él,  respecto a que lamentablemente dado a la situación o posición económica bajo la cual se encontraban no les permitía ayudar de manera concurrente a las personas. Sin embargo, eso no pareció representar importancia alguna para Isaac dado a que continuaba comportándose de la misma manera, lo cual hizo que sus padres tomaran con tristeza la decisión de suspender los paseos.
El tiempo pasó, Isaac poco a poco perdió aquel comportamiento, sin embargo, la causa de ello fue el aislamiento bajo el cual lo mantenían sus padres. Isaac se encontraba la mayor parte del tiempo en su casa haciendo actividades comunes para un niño de su edad: coloreaba, jugaba con sus juguetes, etc. Isaac solamente salía de su casa en fechas especiales, es decir en eventos familiares y en tales ocasiones retomaba su viejo comportamiento,  ya sea con personas desconocidas a las cuales se topaba durante el camino o bien con miembros de su familia mediante lo que llamaríamos actos imprudentes, es decir, decir una verdad absoluta por más cruel y triste que esta sea.
La empatía crecía en Isaac a pasos agigantados y quizás el acto cumbre  fue el hecho que tuvo lugar un día por la mañana cerca de las 9:00 am. Isaac recién se había despertado y como de costumbre se dirigió hacia el televisor con el fin de ver sus dibujos animados en el único canal que le permitían sintonizar. Isaac encendió el televisor y rápidamente pulsó los botones para sintonizar su canal. Tomó asiento en su pequeña silla y se dispuso a ver sus dibujos animados, así como dispuesto a esperar bajo una ligera esperanza, el que su mamá llegará y le ofreciera algo para desayunar, como de costumbre. Sin embargo,  Isaac sabía que eso tardaría en suceder, dado a que se percató durante la madrugada, por medio de lo quizás podrían definirse como susurros, el que sus padres habían discutido.  Pero Isaac sabía que no debería verse afectado por tal situación, sabía que sus padres discutían por él así como también sabía que su sufrimiento era el sufrimiento de sus padres, por lo cual, sabía que debía mantenerse ajeno a la situación. Repentinamente, mientras Isaac se encontraba viendo sus dibujos animados, la señal del canal  se vio interrumpida por un corte informativo respecto a una trágica situación surgida a partir de un atentado. Durante esos breves 30 segundos, la empatía de Isaac floreció a su máximo esplendor. Isaac anonadado por lo que su televisor le mostraba y abrumado por toda esa oleada de sentimientos y emociones que llegaba a él por medio de ese lugar, por ese punto de enfoque y  puente de emociones y sentimientos de millones de personas, todo ese temor y dolor tanto físico como psicológico llegó a Isaac. Tan solo hicieron falta 30 segundos.
Los forenses señalaron como causa de muerte un derrame cerebral.
Isaac pudo haber sido el ser humano más feliz del mundo que pudiera haber existido, sin embargo, para su mala fortuna, vivió en una época en donde el dolor, la tristeza y el odio predominan.

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