¿Por qué escribo?

¿Por qué escribo?

Si alguien me pregunta el porqué escribo, seguramente sucumbiría ante un profundo y largo silencio. Mismo que, sería muy seguramente interpretado como la indecisión ante una respuesta, como una inseguridad producto de una inferioridad  fruto de una penosidad ante una escasez de sabiduría. Sin embargo, cual otro acto que culmino al igual  que cualquier otra persona lo haría, considero que su esencia nunca resulta ser aquella que la originó sino aquella por la cual es interpretado. 
  
Si alguien me pregunta el porqué escribo, mi silencio no es el fruto de una inseguridad sino de una negación. No escribo por un hecho, por una causa, una consecuencia,  no escribo por algo sino para alguien y por alguien. Escribo para aquel cuyos ojos son oídos dispuesto a escuchar las palabras tiradas al vacío, a la borda, en forma de grafías vociferadas por un desconocido en agonía. Agonía causada por las pesadillas fruto de las tormentosas y aterradoras torturas de la vida. Agonía causada por el despecho y repudio por lo que en la órbita de mi ser gira de manera continua , incesante y egocéntrica. Agonía causada hasta el día de hoy, por el desagrado de mi ser generado a causa de mi otro. Agonía causada por la tormentosa impotencia del no ser capaz de penetrar en el mundo de las voces y lamentablemente por más que lo desee y lo intente, tampoco en el mundo de las letras. Escribo para aquel que sepa, desee o mínimo intente interpretar el significado al cual mis palabras desean orientar. 

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